En el primer artículo del blog nos adentramos en el concepto de las Altas Capacidades de la mano de Mónica Cerrada, psicóloga, madre de dos peques con altas capacidades y responsable del proyecto PsicoeducaOn (Psicoterapia y Educación).
Un término sin definición unánime
El término Altas Capacidades es un constructo sobre el que no existe unanimidad científica respecto a su definición y, además, ha ido cambiando a lo largo del tiempo.
Se trata, sin duda, de un constructo social multifactorial, y nos encontramos incluso en la normativa educativa española cómo este cambio conceptual ha ido plasmándose en la legislación desde el año 1970 en que se hablada de alumnos superdotados o sobredotados hasta la actual LOMLOE (3/2020) en que se habla de altas capacidades intelectuales (ACI).
¿Son las altas capacidades sinónimo de alto cociente intelectual?
El supuesto de que un alto CI es sinónimo de altas capacidades ha sido el punto de vista predominante sobre este fenómeno a lo largo del siglo XX, tanto en el ámbito de la psicología como de la educación. Obtener un CI superior a 130, según la OMS, en los test de inteligencia, sin embargo, no sería condición suficiente y esto es algo que se ha ido ampliando en su propia definición.
¿Son las altas capacidades una característica innata en la que el entorno no influye?
La mayoría de los autores más relevantes en el campo de las altas capacidades está de acuerdo a la hora de afirmar que además de tenerse que dar una alta potencialidad innata y parcialmente congénita, también sería imprescindible considerar otras dimensiones personales y ambientales para desarrollar dicha potencialidad; por tanto, exige una mirada pluridimensional en las que habría que tener en cuenta tanto la predisposición genética y factores individuales (como apunta Renzulli- compromiso con la tarea o perseverancia en la tarea y creatividad elevada) como un entorno social y cultural rico y estimulante, con un adecuado nivel de implicación y aplicación de recursos, y una necesaria coordinación y apoyo de los diversos agentes implicados en la educación del peque, sobre todo: escuela, familia y sociedad, así como un componente de suerte.
Así pues, es importante señalar que la alta capacidad no es una condición permanente o estática y puede cambiar a lo largo del tiempo, es decir, se trata de un potencial que se manifestará, evolucionará, desarrollará y cambiará según la interacción de todas las variables nombradas, de ahí la importancia de la pronta detección, identificación y atención de estos niños y niñas.
¿Las altas capacidades tienen que ver con el rendimiento escolar?
Es interesante destacar que altas capacidades intelectuales no son sinónimo de alto nivel de rendimiento académico y los alumnos que manifiestan altas capacidades en el ámbito académico representan del 3-5% al 10-15% de los alumnos de su misma edad y curso si los comparamos entre sí en su nivel de aptitudes intelectuales, desempeño entre uno o más dominios académicos y su producción creativa (Pfeiffer, 2003, 2012)
Ahora bien, ni todos los peques altamente dotados son iguales entre sí, ni todos ellos cumplen todas las características que podrían hacernos pensar que nuestro hijo/a tiene altas capacidades intelectuales, es decir, no son un grupo homogéneo entre sí, aunque sí comparten una serie de características.
¿A qué características compartidas nos referimos y que podrían hacernos sospechar?
- Necesidad de respuestas a todas sus preguntas, que son muchas (gran curiosidad) y con una profundidad inusual, por ej: preguntan sobre conceptos existenciales como la muerte desde los 2-3 años.
- Gran necesidad de profundizar y ahondar hasta exprimir todo el conocimiento por el que se sienten atraídos y que, generalmente, abarca muchos y diversos intereses, por ej: los planetas, los dinosaurios…
- Ritmo de aprendizaje rápido por su facilidad para crear conexiones, asociando y relacionando ideas de manera rápida.
- Velocidad para alcanzar conceptos y aprender con rapidez cuando está interesado.
- Independencia de ideas y de conceptos sin seguir la línea que otros han perfilado y prefieren trabajar de manera independiente en lugar de cooperativa, mostrando una gran capacidad de liderazgo.
Características comunes a otras neurodivergencias y no exclusivas de AACC:
- Concentración intensa, atención más prolongada y persistencia en la tarea en aquello que les apasiona.
- Incapacidad para relajarse y/estado de alerta desde que es bebé (muy observador/a).
- Dificultad para conciliar el sueño o menor necesidad de dormir que otros niños/as de su edad.
- Retienen gran cantidad de información y tienen gran memoria, sobre todo a largo plazo
- Creatividad y pensamiento divergente.
- Dificultades sociales.
- Perfeccionismo.
- Bajo umbral de frustración.
- Suelen ser impacientes.
Puede darse que además tengan:
- Sobreexcitabilidades (Dabrowski), en las cuales profundizaremos más en próximos artículos.
- Alto sentido de la justicia e idealismo.
- Se muestran reacios a las normas y desafían la autoridad (nos suena mucho, ¿verdad?).
- Presentan un desarrollo evolutivo más avanzado o precoz, por ejemplo: desarrollo del lenguaje precoz y amplio, deambulación autónoma entorno a los 10-11 meses
- En muchas ocasiones sucede que su evolución intelectual se produce de forma más rápida que otros aspectos de su personalidad pudiendo generar desajustes o disincronías tanto internas (desarrollo no homogéneo entre capacidades cognitivas, lenguaje, psicomotrices y emocionales) como externas (adaptación del niño/a con la escuela, la familia y sus pares)
- También se sienten diferentes al resto de compañeros, siendo muy común su afinidad a niños/as mayores en edad cronológica que ellos/as.
- Tienen un sentido del humor agudo e inusual, en ocasiones, ácido.
Cuéntanos en comentarios o en redes sociales si alguna de estas características te llevaron a sospechar que tu peque podría tener altas capacidades. ¡Nos encantará leer tu historia!
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Mónica Cerrada, psicóloga, es la responsable del proyecto PsicoeducaOn (Psicoterapia y Educación) psicoeducaOn@gmail.com
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