A las puertas del inicio del curso, Mónica Cerrada, psicóloga especialista en acompañamiento a familias con peques con altas capacidades y responsable del proyecto SLOW Psicología, ofrece claves para volver a los centros escolares sin malestar. La clave está en escuchar a nuestros peques, adaptar paulatinamente las rutinas, promover técnicas de relajación y anticipar. Podéis contactar con Mónica en en hola@slowpsicologia.com o a través de su página de LinkedIn.
Ahora que se acerca el comienzo del curso para nuestros hijos e hijas, es momento de que vayamos, día a día, incorporando rutinas y cambios progresivos que hagan más llevadera la vuelta al cole para todos y todas.
En este sentido, además de los cambios efectivos, un adecuado acompañamiento emocional será clave para asegurar que nuestros hijos e hijas enfrenten el regreso al colegio, tras las vacaciones estivales, de manera positiva y efectiva.
Esta fase puede ser un periodo de transición que, si no se maneja adecuadamente, puede generar ansiedad y resistencias en nuestros hijos e hijas con altas capacidades intelectuales. Por ello, es crucial prestar atención a sus necesidades emocionales antes de que retomen sus actividades académicas.
Sabemos que muchos de ellos pueden mostrar resistencias porque volver a las normas rígidas del colegio, la monotonía de sus días en clase o encontrarse en un entorno social en el que no encajan puede tornarse especialmente duro.
Para los más pequeños, también puede resultar muy difícil la separación física de nosotros tras tantas semanas compartiendo tiempo juntos.
Por eso es tan importante que hagamos una identificación de sus sentimientos y emociones, de manera clara y concreta, para entender y validar cómo abordan la idea de volver en los próximos días.
Es totalmente natural que puedan surgir miedos, ansiedad o preocupaciones en nuestros hijos e hijas. Por eso hemos de estar muy atentos, observar y atender al diálogo abierto y con escucha activa, evitando otros distractores como móviles, llamadas, hacer otras tareas de la casa al mismo tiempo….
En cuanto observemos un comportamiento que nos parezca anómalo tras el largo patrón estival, preguntaremos con interés genuino. Por supuesto, si son ellos/as los que nos abren una puerta a sus preocupaciones o fuentes de inquietud, es imprescindible atender la necesidad de expresión emocional.
También podemos fomentar en estos días un ambiente que retome sus experiencias escolares pasadas. Recordar momentos positivos y actividades agradables que han vivido en el cole para ayudar a contrarrestar algunos de los miedos que pueden tener.
La clave está en que fomentemos un espacio seguro y de confianza en el que puedan compartir abiertamente sus inquietudes sin que minimicemos su sentir o le restemos importancia.
Hemos de validar y empatizar con lo que sienten, haciendo una escucha activa, con calma y comprensión. Esto significa no solo oír lo que dicen, sino también mostrar empatía y comprensión. Si un peque menciona que le preocupa encontrar a su nuevo profesor/a o un compañero/a que le generó problemas en el pasado, es esencial no minimizarlos. Validar sus sentimientos les hace saber que sus preocupaciones son legítimas y que están siendo escuchados, y ayudará a que se sientan más cómodos compartiendo en el futuro sus inquietudes con nosotros y nosotras.
Si la actitud de nuestro peque no invita al diálogo, podemos invitarle al mismo en momentos específicos para compartir de manera serena, ya sea durante las comidas, en un paseo o en la hora de dormir.
Haremos preguntas abiertas, como “¿Qué es lo que más esperas del nuevo curso?” o “¿Hay algo que te preocupa sobre el regreso al cole o al instituto?” permitirá que nos expresen sus ideas y sentimientos sin sentir presión.
Otro aspecto vital es compartir experiencias propias sobre el regreso a clases. Nosotros podemos contar anécdotas sobre nuestra propia infancia, lo que no solo humaniza la experiencia, sino que también va a ayudar a nuestros hijos e hijas a entender que pasar por emociones encontradas es algo normal.
En estas anécdotas personales estaría bien que podamos transmitirles que aunque la vuelta puede ser desafiante, también está llena de oportunidades para aprender y crecer.
Durante estas conversaciones, también es útil plantear el tema de las expectativas.
Hablar sobre lo que se espera del nuevo año escolar, tanto en términos educativos como sociales, lo que puede hacer que nuestros hijos e hijas se sientan más preparados.
Por ejemplo, se pueden establecer metas pequeñas y realistas, como intentar conocer a alguien con quien nunca hayan hablado o participar en un nuevo proyecto escolar. Esto les dará un sentido de propósito y control sobre su propia experiencia escolar.
También es importante recordar que estas conversaciones no son un evento único, sino un proceso continuo y una predisposición que debemos mantener de manera constante, para que nos sientan un apoyo incondicional y nuestros lazos de conexión se fortalezcan cuando más lo necesitan, lo cual redundará en que enfrenten el regreso a clase con más confianza y seguridad.
Además de este pilar imprescindible que es el diálogo, la escucha activa y la validación de emociones, podemos manejar estas otras estrategias que nos pueden ayudar a conseguir una vuelta a la rutina más armónica y en calma.
Podemos incorporar los siguientes recursos sencillos:
• Evitar en nuestras conversaciones con otros adultos en presencia de nuestros peques expresiones como: “bendita vuelta al cole”, “ya era hora que volvieran al colegio”, “ya se les acabó lo bueno”, “por fin vuelve la tranquilidad a casa”, “no veía el momento de que volvieran al cole”…
• Incorporar simples técnicas de relajación, como la respiración profunda o la visualización, que puede ayudarles a calmarse ante situaciones que les generen ansiedad.
• Una de las relajaciones con respiración más efectivas es la abdominal, que consiste en respirar profundamente por la nariz, dejando que el abdomen se expanda, y luego exhalar lentamente por la nariz de nuevo. Este ejercicio puede realizarse en cualquier lugar y es recomendable practicarlo durante unos minutos cada día. Funciona muy bien que los peques puedan contar hasta cuatro al inhalar, retener la respiración por un par de segundos y luego contar hasta seis al exhalar. Esta práctica no solo ofrecerá un alivio inmediato en situaciones de estrés, sino que también servirá como una herramienta de autorregulación que pueden usar durante el día a día escolar.
• Implementar ejercicios de visualización relacionados con el mindfulness o atención plena sería, por ejemplo, invitar a nuestros hijos e hijas a imaginar un lugar en el que se sientan seguros y tranquilos, como una playa o un bosque. Mientras realizan esta visualización, deben intentar notar los sonidos, olores y sensaciones de ese lugar. Esta técnica no solo ayuda a reducir la ansiedad en el momento que lo realizan, sino que también capacita a los peques para crear su propio espacio de calma mental cuando lo necesiten.
• Crear con nuestra ayuda (y que le guste a él/ella) una lista de reproducción con música relajante y tranquila que ayude a modular el estado anímico de nuestro peque.
• Para aquellos que les gusta la expresión artística, dibujar y pintar todo aquello que les genera un miedo o una preocupación.
• Promover lecturas de libros, cuentos y/o cómics sobre la vuelta al cole en los que los protagonistas enfrentan situaciones similares a las suyas y que puedan ayudar a normalizar sus emociones y ofrecer estrategias de afrontamiento.
• Retomar el contacto con compañeros del cole antes del inicio en entornos “amigos”, lo que puede facilitar la adaptación y aceptación social y eliminar parte de la ansiedad relacionada con las interacciones.
• Hacer con nuestros hijos e hijas todas las actividades relacionadas con la vuelta al centro escolar de la forma más lúdica y desenfadada posible, que sea un motivo de alegría: recogida de libros, comprar material escolar, acondicionar los estuches y mochilas, poner títulos bonitos en los cuadernos… (no nos encargamos nosotros, lo hacemos juntos/as).
• Para aquellos más curiosos en el ámbito puramente académico y con más ganas de investigar, se puede hacer revisión de los contenidos curriculares que están por venir, poniendo énfasis en aquellos más desafiantes y estimulantes.
• Por último, como decíamos al principio de este post, volver a las rutinas antes del regreso es uno de los recursos más efectivos que tenemos a nuestro alcance para ayudar a que se adapten al cole tras las vacaciones de verano. Las rutinas proporcionan una estructura que les brinda seguridad y les ayuda a anticipar lo que sucederá a lo largo del día. Al introducir rutinas consistentes, van a disminuir su ansiedad y se van a sentir más preparados para volver. De hecho, la mayoría de nuestros peques, por sus características particulares, necesitan anticiparse y tener unas rutinas marcadas para sentir seguridad y calma. Estas rutinas incluyen los horarios de comidas, cenas, actividades, excepciones que se hayan hecho durante las vacaciones (más horas de pantallas, comidas con más azúcar o menos nutritivas…)
• En relación a las rutinas, también sucede durante las vacaciones que muchos peques tienden a alterar sus patrones de sueño, lo que puede llevarlos a acostarse más tarde y dormir menos horas. Para asegurar un regreso saludable es fundamental reestablecer un horario de sueño consistente al menos una semana antes del inicio del nuevo curso. Esto implica:
• Modificar gradualmente la hora de acostarse: si nuestros hijos han estado acostándose tarde, es conveniente adelantar su hora de dormir en intervalos de 15 a 30 minutos cada noche hasta alcanzar la hora ideal. De esta manera, se evita un cambio drástico que pueda dificultar su adaptación.
• Crear un ambiente propicio para el sueño: es esencial que el espacio donde duerme sea cómodo y esté libre de distracciones, esto también incluye la NO utilización de dispositivos electrónicos y/o pantallas antes de acostarse, lo cual puede interferir tanto en la calidad del sueño como en la facilidad para despertar por la mañana. Se recomienda una habitación oscura y tranquila, con una temperatura agradable, para promover un sueño reparador.
• Establecer rituales nocturnos: Introducir actividades relajantes antes de dormir, como leer un cuento, escuchar música suave, realizar ejercicios de respiración, hacer masajes con aceite esencial de lavanda o utilizar la manta pesada.
• Fomentar que vayan despertando de manera gradual: despertamos a nuestros peques con tiempo suficiente para realizar su rutina matutina sin prisas.
¡FAMILIAS, FELIZ VUELTA AL COLE!
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